A caballo entre la instalación, la performance y la autoficción, la obra explora la experiencia psicótica del artista, las causas de su desencadenamiento y su posterior recuperación. A través de un uso poliédrico de diferentes lenguajes como el bordado, la sonoridad y la corporalidad. dramaturga Mireia Juanals, se plantea la acción del espectador como un agente activo, señalando su propia mirada como causa y consecuencia del brote psicótico: el juicio del otro.
Una cama emerge en el escenario, invitando al espectador a tumbarse entre sus sábanas tiernamente bordadas. esta instalación ya se presentan y se interrelacionan los temas principales que vertebran Fragmentos de una Loca: el autosabotaje, la necesidad de aprobación y amor, y la búsqueda obsesiva de la perfección.
Este juego de conjunciones y disyunciones se superponen y colisionan entre la crudeza de las escenas y la actitud de negación que aflora de vez en cuando en el texto dramaturgo. El cuerpo como campo de batalla. Mireia Juanals advierte la necesidad de repensarnos fuera del letargo triunfal de una sociedad hiperproductiva.